Es bien sabido por quienes buscan el desarrollo espiritual que, aun en aquellos casos, en los cuales se ha conseguido alcanzar en forma sostenida estados de conciencia elevados ello no logra impedir la aparición del ego en sus formas mas insidiosas.
El punto es de que forma reaccionamos, cuando creíamos haber trascendido el ego, y este reaparece vivito y coleando en el momento menos esperado. Si de cara a los tirones de nuestro ego, no se es capaz de reconocer las debilidades y procuramos aparentar un grado de desarrollo o iluminación superior al alcanzado,aparentando algo que no es, lamentablemente se inicia un camino hacia el mal, mas que hacia el bien, la hipocresía es la dueña de la situación y el individuo se ve en la necesidad de simular cada vez más, lo que en definitiva trasciende provocando el alejamiento de quienes están a su alrededor.
Este es un camino de destrucción y auto destrucción.
En esa situación, lo más saludable es reconcer las limitaciones propias,ser honestos con nosotros mismos y con los demás. Esta actitud no significa, sin dudas un mayor desarrollo espiritual, como a veces se intenta que parezca, pero por lo menos si muestra una faceta positiva que es la honestidad. Es preferible actuar de ese modo a tratar de defender nuestro ego que sería como undirse cada vez más.
Es indudable que la sociedad de hoy día no es la misma que la de siglos atrás y alcanzar un alto grado de desarrollo espiritual y mantenerlo no es sencillo. Hoy todos lidiamos con situaciones cotidianas inimaginables en tiempos pasados, horarios ajustados, desempeñar varios roles en el mismo día,tarjetas de crédito, impuestos,asuntos de orden familiar de la más diversa índole,etc, etc. El contexto cultural por otra parte no solo no ayuda, sino que inhibe todo intento por alcanzar un alto grado de iluminación.
Es así que los sinceros buscadores de la Verdad necesitan que su deseo sea lo suficientemente fuerte para superar esos obstáculos. En un contexto espiritual los buscadores deben representar nuestros potenciales más altos.
Pero nunca seremos capaces de servir a esa función con eficacia, siempre y cuando siéntamos que debemos ser defensores de nuestras propias limitaciones.
A menos que nuestra pasión por la evolución espiritual, la iluminación, y la promesa de un mundo nuevo sea indefectiblemente más poderoso que los interminables necesidades de nuestro ego y sus deseos insatisfechos,no alcanzaremos elevados estados de consciencia.
Creo que la humanidad no dispone de ningún contexto filosófico-religioso superior,que nos guíe,que reconozca la obligación de evolucionar basado en una aspiración consciente.
Es posible que la coyuntura cósmica, por la cual aparentemente pasa la humanidad en este momento, sea el catalizador que los seres humanos necesítemos para desarrolar nuestro potencial.
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