9 de noviembre de 2010

UNA NUEVA MORAL

Poco tiempo atrás en conversación mantenida con una psiquiatra, la misma me decía” Arturo las personas mienten”. Lo afirmaba alguien que en su profesión trata a cientos de personas al año. No fue solo la afirmación, sino también la naturalidad con la que aceptaba tal conducta humana lo que me provocó sorpresa y una reacción inmediata.
” ¿Las personas mienten? ¿Y eso es natural?” pregunté.
“Si así es” me respondió.
“¿Y debemos aceptarlo como natural? ¿Es que acaso no podemos aspirar a una sociedad mejor, a un mundo mejor?”
La pregunta quedó flotando en el aire. Es propia de alguien que ve el momento actual de nuestra humanidad como parte de un proceso evolutivo hacia formas cada vez más perfectas. No todo lo que es natural hoy, lo fue en el pasado y no lo será seguramente en el futuro. Estamos inmersos en un proceso de cambio continuo, que viene de billones de años atrás y que desemboca en el momento actual.
La conducta humana es natural y apropiada para la sociedad en la que le toca vivir al individuo, y sigue siendo natural hasta que, como parte del proceso evolutivo, alguien cuestiona eso que se ve como natural.
Ese alguien seguramente esté solo en esa posición y sea visto por sus contemporáneos como extravagante, por decir lo menos, y tendrá que pagar un alto costo por sus ideas, recuerden a Galileo, por ejemplo. Con el tiempo, quizás mucho tiempo después, otros lleguen a la misma conclusión y esa idea solitaria ya no lo sea tanto, hasta que, finalmente, cuando la humanidad en general alcance el grado de conciencia de aquel visionario la idea se torna natural, para esa sociedad que habrá evolucionado, y que ya no es la misma en la cual se originó.
Yo les pido que piensen en un personaje histórico y/o religioso, un personaje que le inspire respeto y admiración, alguien que sea la fuente de su inspiración.
¿Que es lo motiva su admiración, devoción o respeto? Piensen, ¿es como imaginan que es de rica su vida interior, su espiritualidad, o es acaso su capacidad para hablar de temas de orden espiritual o humano con una profundidad inusual? Quizás no sea nada de ello y si lo que le inspire sea su vida, la forma en que sus ideas se ven reflejadas en sus acciones cotidianas, la forma en como sus principios se ven reflejado en cada uno de sus actos, la coherencia que hay entre sus ideas y sus acciones.
Si yo no estoy demasiado perdido, creo que podemos coincidir que la respuesta está en alguna parte de esto último.
Para aquellos de nosotros que procuramos transitar por un camino espiritual deberíamos preguntarnos cuanto de lo que decimos que creemos se ve reflejado en nuestras vidas.
La afirmación de que, en definitiva, “somos humanos y cometemos errores” es extremadamente peligrosa y ha llevado a la confusión a muchas personas, cuando ven a aquellos que supuestamente deberían ser líderes espirituales mezclados en casos de corrupción y faltas graves a la moral.

Podemos argumentar que lo que ocurre es que aún no estamos lo suficientemente desarrollados y que todo se debe, si te encuentran con los pantalones bajos, a una carencia psicosexual. Siempre podremos argumentar que padecemos de alguna carencia psicológica.
Pero me hago nuevamente la misma pregunta“¿Y debemos aceptarlo como natural? ¿Es que acaso no podemos aspirar a una sociedad mejor, a un mundo mejor?”
Volvamos a nuestro personaje inspirador, no mantuvieron sus principios, a costa de quedar fuera de contexto en la sociedad contemporánea, si, lo hicieron, sus principios e ideas fueron más importantes, en algunos casos, más que su propia vida.
Cuando logramos emerger de nuestra burbuja, podemos preguntarnos de que sirve el camino espiritual si nuestra vida no brilla como un faro inspirador para que otros sigan el mismo camino.
Creo que, para todos aquellos que procuramos transitar por caminos espirituales, vale la pena el esfuerzo por sentar las bases de una nueva moral. Una moral, entendida como lo relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia, más comprometida, en el sentido de que se refleje en nuestras acciones. Porque no hay cambio posible si primero ese cambio no se realiza en nosotros mismos.
Esto es de algún modo alinearse con ese impulso evolutivo que surge de las profundidades del cosmos, que nos lleva a desarrollar nuestro potencial y lograr formas de organización social cada vez mas perfectas.

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